Allí, donde nace el alma,
en no sé que recóndito lugar de mi ser,
donde aún corren vigorosos y transparentes
manantiales de pureza.
Allí, en sus aguas cristalinas,
diáfanas y puras,
espejos relucientes de luz y sonido,
es donde quiero verme reflejado.
Los espejos del mundo me deforman.
Espejos de dolor donde la luna,
con lágrimas en los ojos,
peina cada noche sus cabellos.
Espejos de asfalto
bañados en sangre suicida.
Espejos de ira, donde los hombres,
domingo a domingo
miran sus rostros desfigurados o reales
de tigres o leopardos o víboras
que desgarran el mundo,
a la vez que embriagan sus espíritus.
Allí, donde nace el alma,
es donde quiero verme.
Es donde quiero vivir.
Dentro, muy dentro de mí.
Donde no puedan herirme las flechas del mundo
ni pueda mancharme su lodo.
Donde las utopías de los locos
puedan hacerse realidad.
Allí donde la materia por ser materia
no pueda llegar
ni llevar toda su podredumbre.
Allí, donde la risa es franca
y no amablemente llena de envidia.
Allí, donde no hay lágrimas amargas como risas.
Allí, donde el tiempo no corre
ni la vejez importa.
Donde la muerte es una amiga.
Allí, donde nace el alma
es donde quiero enterrarme y vivir.
Joshua Naraim
Etiquetas: arte en fusión